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Van Doren Inc.

These Boots are made for Walking

Queridas Nenas:

Os ruego desde estas pobres líneas que dejéis ya de una maldita vez de tender hacia ése engendro de Satanás llamado "Moda Unisex" y volváis a resplandecer ante el mundo llevando los adminículos que la evolución creó para su doble finalidad de vestir y seducir al hombre.

Puedo deciros, queridas perdularias, sin recato de ningún tipo, que en más de una ocasión me hubiera ido de cabeza a la cama con pibas que realmente no me ponían nada y solamente por una cosa: por las botas que llevaban. Realmente debe de haber algo infernal en la estilizada curva de un tobillo que asciende a las alturas envolviendo el mágico tesoro de unas pantorrillas bien torneadas, sobre todo si ése tobillo se alza sobre unos tacones puntiagudos y hacia el frente apuntan dos cuchillas afiladas. Las botas son el jardín prohibido, el árbol de la ciencia, el pecado original, la espada vengadora...
(Diooosss, debo de parar)

En el Informe Van doren sobre la sexualidad masculina (de próxima aparición en farmacias y ayuntamientos autorizados) ya se recogía el resultado de la encuesta hecha a varones heterosexuales de 18 a 98 años, el cual, a la pregunta específica de qué única prenda dejaría a su pareja para hacer el amor arrojó un sorprendente 98% de unanimidad: unas buenas botas de cuero y tacón alto (en el 2% restante se detectó un alarmante incremento de auténticas perversiones y prefiero pasarlo por alto para este artículo).

Chicas, la demanda y el mercado lo exigen. Unas buenas botas. Y si un desconocido de repente te regala flores en la calle... ponte unas buenas espuelas y somételo, te lo agradecerá mientras vivas.
Vae Victis.

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